Quiere
decir, “La Montaña Sagrada” o Daany Beédxe como “La Montaña del Jaguar”, es sin
lugar a dudas uno de los principales proyectos constructivos del Cem Anáhuac,
además por su dimensión, de los más antiguos e importantes. En efecto, “La
Sagrada Montaña del Jaguar” se empezó a construir aproximadamente en el año 500
a.C., con la participación de todos los pueblos que ahora llamamos oaxaqueños.
“La
Sagrada Montaña del Jaguar” pertenece a todos los oaxaqueños de ayer y de hoy.
Se construyó como se ha construido y se sigue construyendo las grandes obras
del “bien común”, a través de la solidaridad, el trabajo comunitario y la
organización comunitaria.
“Daany
Beédxe” tampoco pudo ser una fortaleza militar, porque en el Periodo Clásico no
existieron las guerras, aunque en el Período Postclásico, cuando los Venerables
Maestros tenían muchos siglos de haber destruido, cubierto de tierra y
abandonado este recinto “sagrado-energético”, los pueblos huérfanos de los
grandes maestros y sabios guías, en períodos de guerra, utilizaron sus
abandonadas ruinas como fortificaciones militares.
Y a
pesar de que actualmente Monte Alban está sembrado de tumbas, nuca se construyó
este monumento al espíritu humano como panteón, aunque después del abandono,
los hombres comunes se quisieron enterrar ahí para tratar de emular a los
luminosos Guerreros de la Muerte Florecida.
La
“Luz Florecida” que nos baña y nos purifica en este pequeño valle, oasis
geológico en medio de un mar de montañas, permite no sólo que las milenarias
piedras del recinto sagrado se conviertan en “flores pétreas” llenas de vida,
consciencia y sabiduría, sino que el adormilado, el embrutecido espíritu humano
empiece a despertar.
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